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domingo, 28 de julio de 2019

La ruta de los incendios: Planes y propuestas retrógradas

Fernanda Salinas Urzúa
Doctora en Ciencias m. Ecología y Evolución / Investigadora Asociada – ONG FIMA
Los incendios tienen larga data en Chile. Entre 1870 y 1910, los colonos europeos, replicando las prácticas del viejo continente, arrasaron los bosques nativos entre Talca y Concepción y los del valle central entre el río Malleco y el Bío Bío, con incendios intencionales para ‘limpiar’ el territorio y así poder practicar la agricultura y la ganadería. Consecuencia de estas prácticas, provincias enteras, como la de Malleco, quedaron erosionadas. Años más tarde, Pablo Neruda, conmovido por la transformación de su tierra natal, escribió la Oda a la Erosión de la Provincia de Malleco: “Volví a mi tierra verde y ya no estaba, ya no estaba la tierra, se había ido. Con el agua hacia el mar se había marchado (…). Rozó con fuego el alto nivel de los mañíos, el baluarte del roble, la ciudad del raulí, la rumorosa colmena de los ulmos, y ahora desde las raíces quemadas, se va la tierra, nada la defiende, bruscos socavones, heridas que ya nada ni nadie puede borrar del suelo: asesinada fue la tierra mía, quemada fue la copa, originaria (…)”. Ciertamente, si no fuera por la capacidad de regeneración natural de la vegetación de nuestros bosques, nuestro país tendría un paisaje completamente desolador. Muchas especies nativas arbóreas, arbustivas, trepadoras y herbáceas son capaces de rebrotar desde las raíces después de los incendios, mientras las semillas de otras especies pueden encontrar un suelo con humedad, sombra y nutrientes alrededor de los troncos y ramas que han caído. Los troncos de los árboles quemados que permanecen en pie, y los restos que quedan dispersos en el suelo, además de otorgar sombra y protección del viento y la desecación a las plantas que se regeneran, sustentan la compleja vida del suelo que permite el reciclaje de nutrientes, protegen el suelo de la erosión, retienen humedad, proveen de hábitat, refugio y alimento a aves, anfibios, reptiles, insectos y pequeños mamíferos del bosque. A pesar de la importancia que representan los restos de material leñoso para la regeneración de la vegetación después de los incendios, una práctica común en Chile y en el mundo es cosechar este material para usarlo como leña. Sin embargo, crecientes investigaciones han documentado las consecuencias ecológicas y ecosistémicas de esta práctica, entre los que se cuentan la erosión del suelo, la alteración del ciclo hidrológico y el ciclo de nutrientes, la pérdida de hábitat para fauna y la colonización de especies exóticas invasoras. No obstante los antecedentes científicos disponibles, el año 2015 CONAF abrió una licitación para remover el material leñoso en el área incendiada el año 2002 en la Reserva Nacional Malleco de una superficie de más de 780 hectáreas, sin considerar la abundante colonización de especies invasoras en sectores previamente licitados en la Reserva (Salinas & Armesto, datos no publicados). A raíz de esa licitación, se cuestionó a CONAF el incentivo perverso que representaba esa licitación a incendios deliberados que podrían ser replicados en otras áreas protegidas del país, y el desincentivo a las medidas de control de incendios accidentales en las mismas. No hubo postulantes a esta licitación y se declaró desierta. A mediados de Enero del 2017 se desataron en Chile central los incendios más grandes de su historia. Las cifras oficiales de CONAF registran entre Valparaíso y Bío Bío una superficie incendiada de 594.783 hectáreas, de las cuales un 57,2% correspondería a plantaciones forestales, un 21,8% a matorrales, 18,3% a bosques nativos, 2,5 a suelos con uso agrícola y 0,2% a suelos con uso industrial o ciudades. La simultaneidad de 120 incendios activos al 26 de enero, facilitó la propagación a gran velocidad e intensidad, alcanzando una extensión, que lo transformó en un incendio de sexta generación, la más alta definida en la escala de la Unión Europea, y nunca antes registrada en el mundo.

Sin embargo, las advertencias respecto a las características de los incendios venideros habían sido previstas. El 3 de enero 2017 Michel De L’Herbe adelantó en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, que la temporada de incendios 2017 sería altamente destructiva, que afectaría a las comunidades rodeadas por plantaciones forestales, señaló la insuficiencia del equipamiento de CONAF para controlar los incendios y la importancia de contar con ayuda internacional en caso de emergencias. A esta instancia se excusaron de asistir el Ministro de Agricultura, Carlos Furche, el Director Ejecutivo de CONAF, Aarón Caviares, el Director de la ONEMI, Ricardo Toro y el Presidente de la Junta Nacional de Bomberos, Miguel Reyes.

De acuerdo a la información proporcionada por la ONEMI, ya desde el 17 de Enero 2017 la tasa de superficie afectada por incendios comenzó su ascenso. El 18 de Enero la ONEMI declaró alerta roja en un total de 14 comunas entre las regiones de Valparaíso y el Maule, que ascienden a 16 comunas y la provincia de Colchagua al 19 de enero. El 20 de Enero, la región de O’Higgins y 17 comunas entre la región de Valparaíso y el Maule son decretadas con Alerta Roja. Recién el 21 de Enero se decreta Estado de Excepción Constitucional, Estado de Catástrofe y Zona de Catástrofe para las provincias de Colchagua y Cardenal Caro en O’Higgins y las comunas de Vichuquén y Cauquenes en Maule. Actualmente, el Ministerio Público lleva a cabo un proceso de investigación, donde se ha considerado la responsabilidad penal de funcionarios de la Compañía General de Electricidad de la Sexta Región por no cumplir con el mantenimiento y limpieza de las servidumbres de paso y las franjas cortafuego que deben existir en los tramos con tendido eléctrico. Así mismo, la Cámara de Diputados creó una Comisión Investigadora de incendios, donde se evalúa el rol de CONAF, la Intendencia y los Consejeros Regionales en la prevención de los incendios y en evitar su propagación mediante cortafuegos. Mientras tanto, la ONG Red por la Defensa de los Territorios señala que es fundamental investigar la correlación entre las plantaciones infectadas por Sirex Noctilio, avispa taladora de pino, detectada en Chile desde el 2001 que seca los bosques y se expande muy rápidamente y la intencionalidad de los incendios forestales con el fin de sanitizar el suelo de manera económica. Antes de los incendios, este insecto afectaba decenas de predios forestales desde la región de Valparaíso hasta la Araucanía, que estaban con orden de raleo o tala. De acuerdo a la Ley 20.326, las pérdidas de la forestación frente a un siniestro climático o de un incendio serían subsidiadas por CONAF. Además, el Ministerio Público y la PDI en el mes de Febrero realizaron incautaciones, tanto en CONAF como en ONEMI, para revisar los contratos de prestación de servicios en combate de incendios con las empresas españolas acusadas de sobornos, tráfico de influencias y cohecho internacional en España. A lo anterior se suma que el 29 de Enero la Presidenta Michelle Bachelet informó de 43 personas detenidas por su eventual responsabilidad en 38 incendios forestales, con 27 formalizados en distintas Fiscalías. A raíz de los incendios, numerosos académicos e investigadores reflexionaron de manera pública respecto a la oportunidad generada por este catastrófico escenario, de replantear el modelo forestal imperante en el país, indicando la importancia del diseño de paisajes heterogéneos y diversificados; resilientes frente al cambio climático global, la situación de escasez hídrica a la que están sujetas las comunidades aledañas a las plantaciones forestales, como a los mismos incendios forestales. Sólo el Ministerio del Medio Ambiente acusó recibo de la desusada participación de la comunidad científica en el debate y constituyó el Comité Nacional de Restauración Ecológica, al cual, en la reunión realizada en marzo, se sumaron representantes del mundo privado, como el presidente de la CORMA y delegados de CMPC y Arauco. Mientras tanto, con una velocidad asombrosa, el Ministerio de Agricultura, a través del Consejo de Política Forestal, presentó en marzo 2017 una Propuesta de Restauración Ecológica y Recuperación del Patrimonio Forestal Productivo, en la que se indica como acción prioritaria la ‘limpieza’ de los sitios incendiados, indicando apoyo técnico y económico para la remoción del material leñoso “de tal forma que se minimice el impacto en los suelos” con el fin de ser utilizado como leña. El documento continúa, diciendo que “el aprovechamiento de maderas debe realizarse lo antes posible a fin de evitar un mayor deterioro de las mismas”. Además, los Ministerios de Agricultura, Economía, Fomento y Turismo, Hacienda y Medio Ambiente, presentaron en el mismo mes, un Plan de Acción para la Recuperación de Patrimonio Natural y Productivo afectado por los incendios de 2017, sin distinguir propietarios de bosques nativos y plantaciones, donde “se fomentará la corta y limpieza de los sitios afectados por los incendios.” Tanto el informe de la OCDE 2016, como el Informe País 2016, y el Informe del Estado del Medio Ambiente, reconocen la contaminación atmosférica como el principal riesgo para la salud de la población y calidad de vida. En las principales ciudades del sur de Chile, entre abril y agosto principalmente, la principal razón de los altos niveles de superación frecuente de los valores límites de las normas diarias de material particulado es el consumo de leña para calefacción domiciliaria. Por esta razón, el MMA ha declarado numerosas comunas del sur como zonas saturadas por material particulado respirable y ha establecido Planes de Descontaminación Atmosférica. A la luz de los hechos, se esperaría que las investigaciones en relación a las causas de los incendios forestales recientes y la claridad respecto a las responsabilidades llegaran a fin antes de eliminar posibles evidencias mediante, por ejemplo, la remoción del material leñoso de los sectores quemados. Deseable sería, además, después de la catástrofe, contar con una planificación territorial en el que la infraestructura ecológica fuera considerada para diseñar paisajes sostenibles y resilientes. Nuestras autoridades, sin embargo, como las del siglo XIX, incentivan y financian la práctica de la ‘limpieza’ de los territorios, en desmedro de la erosión de los suelos y fomentan la calefacción con leña en las ciudades saturadas en el sur de Chile.
Fuente: FIMA

viernes, 16 de junio de 2017

La Ruta de los Incendios: Planes y propuestas retrógradas

Fuente: FIMA
Los incendios tienen larga data en Chile. Entre 1870 y 1910, los colonos europeos, replicando las prácticas del viejo continente, arrasaron los bosques nativos entre Talca y Concepción y los del valle central entre el río Malleco y el Bío Bío, con incendios intencionales para ‘limpiar’ el territorio y así poder practicar la agricultura y la ganadería. Consecuencia de estas prácticas, provincias enteras, como la de Malleco, quedaron erosionadas. Años más tarde, Pablo Neruda, conmovido por la transformación de su tierra natal, escribió la Oda a la Erosión de la Provincia de Malleco: “Volví a mi tierra verde y ya no estaba, ya no estaba la tierra, se había ido. Con el agua hacia el mar se había marchado (…). Rozó con fuego el alto nivel de los mañíos, el baluarte del roble, la ciudad del raulí, la rumorosa colmena de los ulmos, y ahora desde las raíces quemadas, se va la tierra, nada la defiende, bruscos socavones, heridas que ya nada ni nadie puede borrar del suelo: asesinada fue la tierra mía, quemada fue la copa, originaria (…)”.
Ciertamente, si no fuera por la capacidad de regeneración natural de la vegetación de nuestros bosques, nuestro país tendría un paisaje completamente desolador. Muchas especies nativas arbóreas, arbustivas, trepadoras y herbáceas son capaces de rebrotar desde las raíces después de los incendios, mientras las semillas de otras especies pueden encontrar un suelo con humedad, sombra y nutrientes alrededor de los troncos y ramas que han caído. Los troncos de los árboles quemados que permanecen en pie, y los restos que quedan dispersos en el suelo, además de otorgar sombra y protección del viento y la desecación a las plantas que se regeneran, sustentan la compleja vida del suelo que permite el reciclaje de nutrientes, protegen el suelo de la erosión, retienen humedad, proveen de hábitat, refugio y alimento a aves, anfibios, reptiles, insectos y pequeños mamíferos del bosque. 
A pesar de la importancia que representan los restos de material leñoso para la regeneración de la vegetación después de los incendios, una práctica común en Chile y en el mundo es cosechar este material para usarlo como leña. Sin embargo, crecientes investigaciones han documentado las consecuencias ecológicas y ecosistémicas de esta práctica, entre los que se cuentan la erosión del suelo, la alteración del ciclo hidrológico y el ciclo de nutrientes, la pérdida de hábitat para fauna y la colonización de especies exóticas invasoras. No obstante los antecedentes científicos disponibles, el año 2015 CONAF abrió una licitación para remover el material leñoso en el área incendiada el año 2002 en la Reserva Nacional Malleco de una superficie de más de 780 hectáreas, sin considerar la abundante colonización de especies invasoras en sectores previamente licitados en la Reserva (Salinas & Armesto, datos no publicados). A raíz de esa licitación, se cuestionó a CONAF el incentivo perverso que representaba esa licitación a incendios deliberados que podrían ser replicados en otras áreas protegidas del país, y el desincentivo a las medidas de control de incendios accidentales en las mismas. No hubo postulantes a esta licitación y se declaró desierta.
A mediados de Enero del 2017 se desataron en Chile central los incendios más grandes de su historia. Las cifras oficiales de CONAF registran entre Valparaíso y Bío Bío una superficie incendiada de 594.783 hectáreas, de las cuales un 57,2% correspondería a plantaciones forestales, un 21,8% a matorrales, 18,3% a bosques nativos, 2,5 a suelos con uso agrícola y 0,2% a suelos con uso industrial o ciudades. La simultaneidad de 120 incendios activos al 26 de enero, facilitó la propagación a gran velocidad e intensidad, alcanzando una extensión, que lo transformó en un incendio de sexta generación, la más alta definida en la escala de la Unión Europea, y nunca antes registrada en el mundo.
Sin embargo, las advertencias respecto a las características de los incendios venideros habían sido previstas. El 3 de enero 2017 Michel De L’Herbe adelantó en la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados, que la temporada de incendios 2017 sería altamente destructiva, que afectaría a las comunidades rodeadas por plantaciones forestales, señaló la insuficiencia del equipamiento de CONAF para controlar los incendios y la importancia de contar con ayuda internacional en caso de emergencias. A esta instancia se excusaron de asistir el Ministro de Agricultura, Carlos Furche, el Director Ejecutivo de CONAF, Aarón Caviares, el Director de la ONEMI, Ricardo Toro y el Presidente de la Junta Nacional de Bomberos, Miguel Reyes.
De acuerdo a la información proporcionada por la ONEMI, ya desde el 17 de Enero 2017 la tasa de superficie afectada por incendios comenzó su ascenso. El 18 de Enero la ONEMI declaró alerta roja en un total de 14 comunas entre las regiones de Valparaíso y el Maule, que ascienden a 16 comunas y la provincia de Colchagua al 19 de enero. El 20 de Enero, la región de O’Higgins y 17 comunas entre la región de Valparaíso y el Maule son decretadas con Alerta Roja. Recién el 21 de Enero se decreta Estado de Excepción Constitucional, Estado de Catástrofe y Zona de Catástrofe para las provincias de Colchagua y Cardenal Caro en O’Higgins y las comunas de Vichuquén y Cauquenes en Maule.
Actualmente, el Ministerio Público lleva a cabo un proceso de investigación, donde se ha considerado la responsabilidad penal de funcionarios de la Compañía General de Electricidad de la Sexta Región por no cumplir con el mantenimiento y limpieza de las servidumbres de paso y las franjas cortafuego que deben existir en los tramos con tendido eléctrico. Así mismo, la Cámara de Diputados creó una Comisión Investigadora de incendios, donde se evalúa el rol de CONAF, la Intendencia y los Consejeros Regionales en la prevención de los incendios y en evitar su propagación mediante cortafuegos. Mientras tanto, la ONG Red por la Defensa de los Territorios señala que es fundamental investigar la correlación entre las plantaciones infectadas por Sirex Noctilio, avispa taladora de pino, detectada en Chile desde el 2001 que seca los bosques y se expande muy rápidamente y la intencionalidad de los incendios forestales con el fin de sanitizar el suelo de manera económica. Antes de los incendios, este insecto afectaba decenas de predios forestales desde la región de Valparaíso hasta la Araucanía, que estaban con orden de raleo o tala. De acuerdo a la Ley 20.326, las pérdidas de la forestación frente a un siniestro climático o de un incendio serían subsidiadas por CONAF. Además, el Ministerio Público y la PDI en el mes de Febrero realizaron incautaciones, tanto en CONAF como en ONEMI, para revisar los contratos de prestación de servicios en combate de incendios con las empresas españolas acusadas de sobornos, tráfico de influencias y cohecho internacional en España. A lo anterior se suma que el 29 de Enero la Presidenta Michelle Bachelet informó de 43 personas detenidas por su eventual responsabilidad en 38 incendios forestales, con 27 formalizados en distintas Fiscalías.
A raíz de los incendios, numerosos académicos e investigadores reflexionaron de manera pública respecto a la oportunidad generada por este catastrófico escenario, de replantear el modelo forestal imperante en el país, indicando la importancia del diseño de paisajes heterogéneos y diversificados; resilientes frente al cambio climático global, la situación de escasez hídrica a la que están sujetas las comunidades aledañas a las plantaciones forestales, como a los mismos incendios forestales. Sólo el Ministerio del Medio Ambiente acusó recibo de la desusada participación de la comunidad científica en el debate y constituyó el Comité Nacional de Restauración Ecológica, al cual, en la reunión realizada en marzo, se sumaron representantes del mundo privado, como el presidente de la CORMA y delegados de CMPC y Arauco.
Mientras tanto, con una velocidad asombrosa, el Ministerio de Agricultura, a través del Consejo de Política Forestal, presentó en marzo 2017 una Propuesta de Restauración Ecológica y Recuperación del Patrimonio Forestal Productivo, en la que se indica como acción prioritaria la ‘limpieza’ de los sitios incendiados, indicando apoyo técnico y económico para la remoción del material leñoso “de tal forma que se minimice el impacto en los suelos” con el fin de ser utilizado como leña. El documento continúa, diciendo que “el aprovechamiento de maderas debe realizarse lo antes posible a fin de evitar un mayor deterioro de las mismas”. Además, los Ministerios de Agricultura, Economía, Fomento y Turismo, Hacienda y Medio Ambiente, presentaron en el mismo mes, un Plan de Acción para la Recuperación de Patrimonio Natural y Productivo afectado por los incendios de 2017, sin distinguir propietarios de bosques nativos y plantaciones, donde “se fomentará la corta y limpieza de los sitios afectados por los incendios.”
Tanto el informe de la OCDE 2016, como el Informe País 2016, y el Informe del Estado del Medio Ambiente, reconocen la contaminación atmosférica como el principal riesgo para la salud de la población y calidad de vida. En las principales ciudades del sur de Chile, entre abril y agosto principalmente, la principal razón de los altos niveles de superación frecuente de los valores límites de las normas diarias de material particulado es el consumo de leña para calefacción domiciliaria. Por esta razón, el MMA ha declarado numerosas comunas del sur como zonas saturadas por material particulado respirable y ha establecido Planes de Descontaminación Atmosférica.
A la luz de los hechos, se esperaría que las investigaciones en relación a las causas de los incendios forestales recientes y la claridad respecto a las responsabilidades llegaran a fin antes de eliminar posibles evidencias mediante, por ejemplo, la remoción del material leñoso de los sectores quemados. Deseable sería, además, después de la catástrofe, contar con una planificación territorial en el que la infraestructura ecológica fuera considerada para diseñar paisajes sostenibles y resilientes. Nuestras autoridades, sin embargo, como las del siglo XIX, incentivan y financian la práctica de la ‘limpieza’ de los territorios, en desmedro de la erosión de los suelos y fomentan la calefacción con leña en las ciudades saturadas en el sur de Chile.

sábado, 25 de febrero de 2017

Después del Fuego las cámaras de TV se fueron...

Después del fuego las cámaras de la tv se fueron y quienes todo lo perdieron seguirán ahí porque así será siempre mientras no cambiemos el tipo de sociedad en la que estamos inmersos. Sabemos que nos han dicho que este modelo es el adecuado porque sólo el crecimiento económico acabará con la pobreza, sin embargo este mismo modelo se soporta sobre tres actividades altamente contaminantes y que están destruyendo la tierra donde vivimos. La minería, la industria forestal, y la producción de salmones en cautiverio se desarrollan bajo estándares que en nada protegen el medio ambiente y donde el concepto de sustentabilidad no es considerado. Este modelo es el causante de la pobreza de muchos y será el responsable de la destrucción de todos los territorios en donde gobierne. Las plantaciones de pino y eucalipto de la industria forestal, subvencionadas por todos los chilenos han degradado los suelos al limite de la vida, dispuestas en territorios donde en algún tiempo existieron bosques, donde la vida era rica en flora y fauna, nada de eso existe en estás plantaciones, sólo pinos y eucaliptos. Las llamas se fueron, pero el drama, la pobreza y la muerte recién comienza...

martes, 20 de enero de 2015

En Celulosa Nueva Aldea esparcen aerosol con olor a vainilla para tapar su hedor

Fuente: Resumen.CL
Hace unos días vecinos del sector La Concepción, comuna de Ránquil, denunciaron que Celulosa Arauco esparcía aerosol con olor a vainilla para ocultar el hedor proveniente de las descargas y filtraciones en la planta de pulpa de celulosa Nueva Aldea. Son unas 25 familias, pero los efectos de esta contaminación se extienden en un radio de al menos 50 kilómetros, afectando a una población mucho mayor.
CFI Nueva Aldea - Ranquil
Resumen conversó con Rodrigo de la O, representante de la organización Vigilante Costero en la zona, quien comentó que a los derrames tóxicos se añaden los resultados de estudios que confirman la contaminación de los pozos desde dónde los vecinos extraen el agua para beber. Estos informes estuvieron ocultos desde el 2011 hasta el 2013, año en que se hicieron públicos. Durante un tiempo indeterminado, los habitantes de La Concepción estuvieron bebiendo el agua contaminada sin saberlo.
Rodrigo explica que el programa de relocalización comprometido no se ha implementado. Esta medida, entendida por los vecinos como el "mal menor", ya no tiene cabida en la agenda de Arauco. "Hoy, el trato por parte de la empresa es mucho más arbitrario y autoritario", agregando que "ante la pregunta de quién tiene más autoridad: la empresa o el municipio. Los vecinos no dudan en decir que es ésta quien decide y que ellos sólo son el baño de Arauco".

lunes, 31 de marzo de 2014

Incendios y ampliación de Celulosa Arauco: El gran negocio que destruye la región.

Fuente: Resumen.cl
El verano se inició con intensos incendios forestales que, según CONAF, aumentaron en un 70% respecto a la temporada anterior, concentrándose desde la Región Metropolitana a Nueva Imperial (al sur de Temuco), pasando por Constitución, Punta de Parra, Concepción, Florida, Angol y otras localidades. Exceptuando lo ocurrido en la capital, el resto de casos tiene como escenario las plantaciones forestales.
Incendios forestales, escasez hídrica y negligencia
Los causantes de un incendio forestal pueden ser múltiples, no obstante la peligrosidad que alcancen depende de las condiciones ambientales existentes. Las últimas décadas han estado marcadas por un alarmante deterioro de éstas. Una expresión de ello ha sido la pérdida del bosque en la sustitución por plantaciones forestales. En la región del Bío Bío se ha desmontado un 80% del bosque nativo y en otras regiones ha habido un fenómeno similar. Una de sus repercusiones es la pérdida de humedad y la escasez de agua.
El agua, además de provocar humedad en el ambiente, regula su temperatura. Por ello en los bosques es mucho más difícil que ocurran incendios. Aquí, la lluvia cae y es interceptada por las ramas de los árboles, conduciéndose lentamente por su tronco hasta llegar al suelo, también lo puede impactar directamente. El ingreso del agua al subsuelo es producto de la acción de lombrices e insectos, que contribuyen en la formación del suelo, cumpliendo la función de una esponja. El agua tiende a drenarse hacia lo que se conoce como la capa freática, donde ésta sigue su tránsito hacia los cursos de agua, como arroyos y ríos. Este ciclo es lento y constante, permitiendo el aprovisionamiento hídrico contínuo, incluso en periodos en que no hay lluvia.
En un monocultivo forestal, esto no ocurre, principalmente por que todos los árboles han sido plantados simultáneamente, en razón de 1600 por hectárea, y operan como verdaderas bombas que extraen agua para su crecimiento, a diferencia de un bosque dónde se encuentran árboles de distinta especie y edad. Por otra parte, para aumentar la rentabilidad, un manejo forestal debe eliminar toda vegetación que represente una competencia de nutrientes y agua a los árboles del monocultivo, perdiéndose el sotobosque y los seres vivos que podrían aportar en la formación de suelo. El agua de la lluvia, se encuentra con un terreno duro y no se absorbe, escurriendo y evaporándose.
Además de la sequedad, debe reconocerse la combustionabilidad, particularmente de las plantaciones de pino, contenedores de trementina, compuesto inflamable y propagador del fuego.
La escasez hídrica se ha agravado, llegando a presionar a los habitantes de zonas rurales a abandonar sus terrenos y/o plantarlos con los árboles de rápido crecimiento, aumentando la masa de arbórea que provoca los efectos mencionados.
La profundización de la pobreza de las comunidades, posterior a un incendio, está marcada por la estrategia del empresariado forestal y el Estado, consistente en convertir los terrenos de pequeños propietarios en plantaciones forestales y así  liberar a las empresas de los riesgos que implica el monocultivo forestal. Cuando el fuego abraza estas plantaciones, todas las expectativas económicas, generadas por instituciones como CONAF o INDAP, terminan en cenizas.
Los incendios también develaron la nula regulación sobre las plantaciones, en diversos aspectos:
-La inexistencia de cortafuegos que en países como Canadá son de 1.6 kilómetros de ancho y aquí los confunden con las vías de saca (caminos para sacar los troncos talados en camiones).
-Las plantaciones han cubierto también los cursos de agua. Luego del gran incendio de Llico, Rumena y Punta Lavapié a fin de año, los habitantes de la última localidad estuvieron sin suministro de agua potable por un mes y medio, a causa de la inutilización de la toma de agua que los aprovisionaba, instalada en una quebrada. En todo ese tiempo, recibieron agua por camiones aljibe, costeados con recursos municipales.
-No hay un margen de distancia entre las plantaciones y las viviendas. Esto llegó a poner en riesgo un barrio completo en caleta Llico, donde algunos vecinos damnificados por el maremoto habían recibido viviendas al pie de un cerro cubierto de pinos que se quemaron. En nuestra región y en otras, cientos de barrios colindan con estos monocultivos sin que haya ningún control sobre ello.
Ampliación de Celulosa Arauco: Más consumo de agua y contaminación.
En este escenario, la industria forestal avanzó en su expansión mediante la aprobación del proyecto de Modernización y Ampliación de Planta de Celulosa Arauco (MAPA). Este proyecto contempla la construcción de nuevas instalaciones que aumentarán la producción de las actuales 790.000 toneladas anuales, hasta las 2.100.000 a partir del 2015, cuando estiman iniciar su funcionamiento.
La renovada planta será una de las mayores fábricas de celulosa de América Latina y la mayor en Chile. Este aumento en la producción repercutirá en el área que la circunda, generando las consecuencias propias de sus procesos.
Aumentará el consumo de agua. Según el informe que Celulosa Arauco presentó al Servicio de Evaluación Ambiental, continuará captando agua del río Carampangue. Cuando la ampliación esté funcionando tendrá un consumo promedio de 2.2m3/segundo, o sea de 2.200 litros por segundo equivalentes a 190.080.000 de litros al día. Si se considera que la Superintendencia de Servicios Sanitarios reporta un consumo medio de 117 litros de agua por habitante, en el territorio correspondiente a la distribución de Essbio, se puede establecer que el consumo diario de agua de esta industria, será mayor que la de los habitantes de la provincia de Arauco y Concepción juntas.
Otro efecto lo constituyen las emanaciones de dioxinas y otras sustancias tóxicas. Las dioxinas, por ejemplo, son compuestos químicos surgidos a partir de la combustión del cloro junto a materia orgánica, son bioacumulables y persistentes, absorbidos en los tejidos grasos de los seres vivos y transfiriéndose a través de la cadena alimenticia, llegando en muchas ocasiones al ser humano. Esta contaminación será constante y sus resultados podrán apreciarse cuando los seres vivos que viven a su alrededor presenten altas concentraciones de dioxinas en sus organismos.
Hasta el momento, en Chile y el mundo han ocurrido severos desastres ligados a la emisión de desechos propios de estas plantas. Particularmente en la Celulosa Arauco, han ocurrido derrames de trementina y otros compuestos, ocasionando manchas en el mar, intoxicaciones por inhalación en los habitantes, incluso de Lota, como fue en agosto de 2004. También ha habido otros menos difundidos, pues sólo han afectado a pescadores y mariscadores de Laraquete (caleta contigua a la planta), provocando la muerte los mariscos y el despoblamiento íctico de las zonas receptoras de las descargas.
La empresa promete una menor contaminación debido al no uso de cloro elemental, no obstante usará dióxido de cloro y otras sustancias como soda cáustica. Sus procesos y su rentabilidad lo exigen.
Falso desarrollo y falsas necesidades
En su presentación, Celulosa Arauco afirma la provisión, en promedio, de 4500 puestos de trabajo en su construcción y de 1000 durante su operación y que "espera que el Proyecto sea un aporte al desarrollo económico y sustentable de la comuna". 
Parece extraño, en realidad mentiroso. La experiencia de la comunidad aledaña a la celulosa Nueva Aldea, en Ránquil, Coelemu y Cobquecura, ha sido más compleja que lo expuesto en su propaganda. En primer lugar, los trabajadores locales que intervinieron en su construcción, sólo lo hicieron por ese periodo, pues desde su entrada en marcha se ha requerido mano de obra, momentánea, reducida y con una especialización no presentada por éstos. Por otra parte, la comunidad ha visto como la agricultura de subsistencia, la recolección de mariscos y la pesca antes practicadas, ahora constituyen un riesgo sanitario, a causa de la contaminación. 
Desde hace mucho tiempo, la zona del valle del Itata se postulaba como un polo de atracción turística. Sin embargo, el 2007, a un año de su inauguración, el alcalde cobquecurano declaraba a la prensa que "ya estamos viendo que hay gente que no está comprando tierra. Antes, el metro cuadrado se llegó a vender a 20 mil pesos, hoy cuesta 10 ó 12 mil... Creo que está íntimamente relacionado con el impacto de la planta”.
El Estado no monitorea. En el momento en que se permitió su instalación, las autoridades sabían qué estaban aprobando, pero las prioridades fueron claras. La empresa se ha dormido en los laureles, constantemente buscan revertir la negativa percepción de la comunidad, aprovechándose de la pobreza material y cultural imperante. Este es un relato de lo ocurrido luego de un derrame de residuos líquidos en la boca del río Itata el 14 de noviembre de 2013 de parte del encargado del programa Vigilante Costero, Rodrigo de la O.
"Al menos dos hectáreas completamente anegadas fueron afectadas con los RILES de la planta de celulosa Nueva Aldea que emanaban a borbotones como un geiser... al costado de una de las cámaras del ducto sobre terrenos recientemente labrados para la siembra agrícola. Bomberos declaraba emergencia química, cambiando al rato y señalando que por “mail” se les había informado que los “líquidos eran inocuos”. No alcanzaba a terminar de hablar el comandante cuando una vecina hace notar que éste figuraba con una chaqueta muy bonita con la imagen corporativa de la empresa responsable del daño ambiental (Arauco). Luego, un ejecutivo de la empresa, de hablar monótono y alertagador, señalaba a modo de defensa, que los vínculos con la comunidad eran permanentes para contribuir y bomberos siempre recibía ayuda con el ya clásico discurso de la responsabilidad social empresarial..."
El líquido amarillo que emanaba del ducto era tan pestilente que obligó a los lugareños a colocarse mascarillas y el municipio debió proveerles el agua potable, previniendo los efectos del derrame en las napas subterráneas.
Los desastres ambientales y la pauperización provocada por la industria forestal deja antecedentes para elaborar un extenso prontuario criminal. La gravedad de ello es que permanece impune y el Estado otorga garantías para seguir abultándolo.
El llamado primer mundo no está dispuesto a soportar los efectos de la industria de celulosa, pues ello implica tener plantaciones forestales que secan y erosionan los suelos, además de los efectos que hemos visto. La deslocalización de la industria forestal ha sido abrupta, en 20 años, la fabricación de celulosa se ha concentrado en los países del sur. Entre los años 1990 y 2000, Chile cuadruplicó el volumen de exportación de celulosa y en la última década se ha seguido aumentando la capacidad de elaboración. Sus condiciones son paradisíacas para este empresariado. La inexistencia de controles ambientales, mínimas garantías laborales y la entrega de subsidios a la plantación forestal, por parte del Estado, son la base la riqueza de compañías como CMPC y Arauco, permitiéndoles ampliar sus negocios a Uruguay, Argentina, Perú y Brasil.
Quienes usufructúan de este negocio, argumentan que la producción de celulosa es absolutamente necesaria. Mientras más, mejor, pues su fin es la fabricación de papel, identificada inmediatamente con la educación y la cultura. La publicidad de estas compañías oculta los usos que recibe el papel. El investigador Ricardo Carrere afirmó que "en 1991, más del 40% de la producción de papel fue utilizado para embalaje y envoltura, 13% para papel de periódico y menos del 30% para impresión y escritura". Podemos agregar que una importante proporción de estos usos están destinados a publicidad, es decir, material desechable, complemente prescindible y que sólo tiene justificación en una cultura donde predomina el valor asignado por el mercado a las cosas, antes que el valor otorgado por las personas en función de sus necesidades.
No existen argumentos para negar el empobrecimiento dejado por el negocio forestal, pero si lacayos dispuestos a defenderlo desde sus instituciones. La reciente aprobación del proyecto MAPA es nuevo golpe para la comunidad local, su salud y su economía. Esta situación que pereciera un destino ineluctable, se muestra blindada sólo en medio del silencio y la inacción de la comunidad, está en sus manos decir y hacer lo contrario.

Publicado en Resumen nº53. Disponible en Kioscos.

martes, 3 de enero de 2012

Chile envuelto en llamas

Por Rodrigo de la O -
El año 2011 se fue de manera violenta recibiendo el 2012 entre el crepitar del fuego en distintas regiones de nuestro país. Todos sabemos que el fuego no combustiona por milagro y junto a la tristeza de observar como el país se incendia (más allá de las flamas), se suma la impotencia, la incredibilidad, de saber que personas irresponsables son los que, de manera directa e indirecta, originan este desastre.
El día de ayer debimos acudir a la comuna de Ránquil aledaña al Río Itata donde se ubica el CFI Nueva Aldea que fue seriamente afectado temiendo, incluso, una potencial amenaza química cercana a la dependencias de su planta de celulosa.
Aunque se observó que el Complejo Industrial fue dañado mayormente en su Planta Paneles y que en su interior estaría controlado persistían los focos en los sectores aledaños lo que mantenía en alerta a todos los equipos desplegados en la zona en un escenario surrealista con una temperatura lacerante, colores de apocalípsis y aire denso por el humo. A eso se sumaban los rostros desencajados de muchos vecinos y de un nerviosismo que se sentía en el aire.
Junto con lamentar las más de 37 mil hectáreas arrasadas por el fuego en las regiones de Magallanes, Biobio y Maule es necesario analizar y diferenciar las posibles causas.
En primer lugar en las Torres del Paine el inicio del fuego se presume fue causado por un turista israelí (la nacionalidad no es tema en este caso) y que pudo no haber sido intencional pero que reviste responsabilidad directa de quien lo origino. No obstante, también tienen responsabilidad compartida las autoridades que no han tomado las medidas necesarias teniendo experiencias previas ineludibles por lo que resulta poco inteligente no haber diseñado protocolos de acción, mitigación, sanción y control más rígidos en los parques nacionales, propiedad de todos. No olvidemos al turista Checo que en 2005 quemó varios miles de hectáreas y solo pago una multa menor.
El daño al patrimonio natural es incuantificable dado que junto al bosque nativo impactado existe toda una industria de turismo que se mueve en el lugar que también sufre y se ve afectada. El Turismo debe también hacerse responsable de la sobrecarga de visitas y la debida capacidad de dar contención a esa carga. Si no puede, no es sustentable y es, en consecuencia, inviable. Pasarán una buena cantidad de años para que la zona pueda recuperarse de forma natural, característica por cierto, que la noble vegetación nativa posee y que la diferencia de otras en el país.
Los incendios de Biobio y Maule tienen otro prisma que es importante también poder analizar. La vegetación nativa es menor o, prácticamente, no existe en comparación con Magallanes. Las plantaciones o monocultivos, principalmente eucaliptus y pino (especies introducidas), en estas regiones se ha masificado en los últimos años (entre 1975 y 2000 un 67% de bosque nativo disminuyó entre ríos maule y biobio) y se nos acostumbra a vender el concepto de Bosques y sustentabilidad asociados a ellos que podríamos cuestionar por diferentes razones: su alta combustibilidad (trementina y colofonia, resina, en estado líquido y solido respectivamente, altamente inflamable), grandes extensiones de plantaciones forestales e incapacidad de las empresas forestales de poder dar control cuando este tipo de desastres ocurren ya sea en los predios donde se plantan como de los accidentes al interior de sus centrales o complejos industriales. Por otra parte se ha comprobado que estas plantaciones erosionan de forma sistemática los suelos al sustituir los bosques nativos (gran cosumo de agua de las especies exóticas). En síntesis, las plantaciones forestales no son bosques sino productos forestales en serie que no ofrecen ningún beneficio más que su procesamiento y réditos por venta de sus productos elaborados a sus accionistas.
Después de estos días tensos, de calor tortuoso y de presumible intencionalidad sobre el origen de los siniestros cabe preguntarse ¿por qué el estado, el gobierno, sus distintos servicios y privados no reúnen las condiciones ni apoyo necesario para prevenir y contrarrestar tan graves impactos? ¿por qué Conaf y Bomberos siempre se ven tan desvalidos, pobres, sin recursos cuando son los primeros en estar dando batalla al fuego? ¿por que el modelo forestal, avalado y subsidiado por el estado, prosigue su expansión sin que la opinión pública pueda hacer nada al respecto?
Días de calor, de rabia, de reflexión, de tensión, donde se extrapola un sentimiento en donde Chile se ve envuelto en llamas, se quema, se hace pedazos por modelos abusivos, por autoridades incapaces de fortalecer los tesoros naturales que tenemos en la Patagonia y en distintas partes del país, donde la experiencia de anteriores desastres no han servido de nada y con pasmosa tranquilidad vemos se repiten una y otra vez los mismos problemas  siempre priorizando la inversión, el lucro y quitándole el foco a lo que realmente debiera importar: las comunidades que se ven afectadas y en desigualdad de condiciones por desastres de este tipo y, como es de público conocimiento, por eventos de contaminación industrial reiterados.
Chile, aquel rico país de américa del sur que expone sus recursos al mercado y que se observa incapaz de conservar y proteger los recursos de todos estalla en llamas afectando al mercado, a la economía, a su gente. Ahí comienza el dilema, comienzan las preguntas. ¿Será la naturaleza con su sabiduría infinita que de alguna manera nos quiere decir algo?